Seguimos viendo día con día, las manifestaciones de odio que desencadenan una serie de actos bárbaros y criminales, que la sociedad mira y se sorprende, pero al paso de poco tiempo se olvida, sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar, analizar y meditar sobre las causas originales de ello.
A partir de las épocas recientes en las que venimos experimentando esa sensación de encierro y limitación para el desarrollo de nuestras actividades cotidianas, derivado de las medidas adoptadas por los diferentes gobiernos de la mayoría de los países integrantes de la globalidad, que necesariamente debieron ordenar restricciones en la movilidad de los ciudadanos, para evitar mayores propagaciones de contagio por el COVID 19, se están externando cambios en la conducta humana.
Basta analizar los noticieros cotidianos para darnos cuenta que diversos grupos de personas se conducen con extrema violencia frente a cualquier pretexto, mediante manifestaciones que van más allá de lo normal y no solo agreden verbalmente, sino que se han ido con todo para causar daños a terceras personas.
Casos como el enfrentamiento o mejor dicho, agresión entre integrantes de las porras de equipos de futbol que de una justa deportiva que debiera ser alegría y júbilo familiar, terminó en tragedia el pasado fin de semana en la Ciudad de Querétaro, en donde se presentan imágenes de total bestialidad y ataques arteros a personas que se encuentran inertes en el piso, después de ser agredidas previamente y con sed de sangre, los protagonistas que semejan jaurías de animales salvajes, no se cansan de causar daño físico, motivados seguramente por el alcohol, drogas y odio hacia sus mismos congéneres.
El desprecio a la naturaleza humana por el mismo ser humano, ha rebasado los límites conocidos y experimentados hasta hoy, a pesar de que a lo largo de la historia se presentan acontecimientos lamentables, pero en la actualidad, los medios de comunicación y las redes sociales se encargan de dar la divulgación y conocimiento directo de los hechos.
Independientemente del impacto que produce un acontecimiento como estos, no debemos dejar pasar el hecho, de que existen diversos actores que pueden tener responsabilidad por no haber llevado a cabo las medidas de prevención suficientes y en ocasiones por realizar actos y omisiones que hacen pensar que existe coparticipación en la comisión de diversos delitos, para empezar, lesiones agravadas, homicidio en grado de tentativa, daño en los bienes, apología del delito, omisión de deberes a que estaban obligadas diversas autoridades y directivos de los equipos participantes, entre muchos otros, que la Fiscalía del Estado puede tipificar y solicitar al Juez de Control las respectivas órdenes de aprehensión, para en su caso, ejecutarlas y llevar a los participantes de tan lamentables hechos ante la Justicia que ojala se sea eficaz y ejemplar.
Pero existen otras caras en los acontecimientos que representan y arrojan una gran polémica y controversia social, aunado a estos belicosos acontecimientos tenemos que a la par se conoce a través de los noticieros y diferentes editoriales, que algunos funcionarios públicos de alto nivel, se ven involucrados en hechos que representan, al menos a simple vista, actos de corrupción y escándalos que debieran traer consecuencias en las designaciones y control de confianza, me refiero precisamente a las lamentables filtraciones de supuestas llamadas telefónicas realizadas por el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero.
En torno a este personaje se han formado diversas historias de corrupción y abuso de poder, basta recordar que en recientes fechas, se le relaciona con una supuesta venganza en contra de la familia directa de su hermano, recién fallecido, lo que provocó la ira del Fiscal para acusar a la esposa y otros familiares, supuestamente por omisión de cuidados y ha llevado a prisión a la que fuera su cuñada, alardeando exceso de poder e influyentismo, pues solo es el acusador y titular del institución encargada de ejercer acción penal y poner a disposición a presuntos responsables, ante la justicia penal, sin embargo esto debe ser considerado como un acto parcial, alejado del respeto a los principios constitucionales y del respeto a los Derechos Humanos.
Existen otros escándalos diversos, como las constantes acusaciones y señalamientos de enriquecimiento ilícito o inexplicables, que lo tiene en un nivel de fortuna envidiable para muchos empresarios de nivel mundial, sin embargo esta sola persona amasa fortunas que van más allá de lo común para un servidor público, quien también fuera rector de la Universidad de las Américas, en Puebla, de donde se ha documentado una serie de salidas de dinero mediante depósitos multimillonarios a favor de éste personaje y sus familiares, lo que no se ha justificado ni mucho menos desmentido.
La reacción del Ejecutivo Federal, solo se concreta a decir lo que ya sabemos, ante cualquier acontecimiento de la naturaleza que sea, -Que son actos encaminados a desestabilizar su gobierno y provocados por los Conservadores y resquicios de gobiernos anteriores-, aunque parezca inocente, esto no lo es, se trata de tretas de evasión de análisis del tema para aplicar la ley, pero a diario vennos y escuchamos, esas manifestaciones y expresiones que no dicen nada al respecto del problema, pero crean otro para desprestigiar a las fuentes de conocimiento de tales acontecimientos.
Solo basta recordarle al Presidente de la República, que el Fiscal General de la República, es el titular de una institución autónoma y no tiene facultades para removerlo, pero sí para instruir a una investigación y en su caso el Senado de la República puede actuar en consecuencia para incoar un juicio político y con destitución, para someterlo a un proceso penal, por la comisión de conductas delictivas, que merezcan sanción penal.
En manos de quien estamos, si cuando se requiere del ejercicio de autoridad, solo se esconden tras declaraciones vanas y evasivas, acusando a personajes que no figuran en la actualidad en los esquemas de gobierno, como he dicho en mucha ocasiones y cada vez es más necesario, “QUE NOS AMPARE LA JUSTICIA DIVINA, PORQUE LA TERRENAL NO EXISTE”.
Lic. Martín Miranda Brito
Maestro Martín Miranda Brito
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