Es noticia cotidiana el creciente abuso y violencia contra las mujeres en nuestro País, que a diario arroja números escalofriantes de casos en los que la víctima es una fémina, sin que haya control aparente ni lucha por parte de las autoridades que debieran ser las competentes, los feminicidios y desaparición de mujeres va más allá de lo imaginable, lo que representa una falta de respeto a la vida y una creciente barbarie cometida por grupos delictivos o personas sin escrúpulos que tienen bien organizados sus métodos y en muchos casos solapados o protegidos por grupos policiacos.
Es de todos bien sabido, que la corrupción en muchos lugares del planeta ha permitido la trata de personas, lo que origina un tráfico permanente de mujeres que son sometidas a las más espeluznantes experiencias de prostitución y maltrato, sin que los gobiernos puedan hacer gran cosa, debido a los poderíos económicos que existen detrás de esas bandas, sin embargo, en pocos casos se da la publicidad avasallante a través de los medios de comunicación y las redes sociales, que mueven el sentimiento de culpa de algunos funcionarios públicos que instruyen para que se investigue de forma concienzuda, como es el reciente caso de la desaparición y posterior localización del cuerpo de “DEBHANI”, hecho emblemático que aparentemente se resolvió, parcialmente, sin embargo existen muchas otras mujeres desaparecidas, sin resultado ni investigación.
Cuando nos enteramos de ciertos casos de violencia que a diario se conocen en todas las latitudes y niveles sociales, pensamos que es algo difícil de sufrir o ver cerca de nuestro entorno, porque no conocemos la magnitud de esos temas y vivencias por parte de muchas personas, que en un momento de sus vidas pensaron ser felices y que formar una familia sería un acto de buena fe y proyectos de vida encaminados a la felicidad y bienestar.
Tal sorpresa nos llevamos, cuando al darnos cuenta de que no todo es fácil en el trayecto de la vida, si nos encontramos en situaciones de desavenencias entre los miembros de una familia, ya sea formada por parejas o verdaderos grupos de parientes consanguíneos, afines o solo de convivencia, siempre creados con la intención de cohabitar y establecer lazos emocionales y por qué no, de crear estirpes.
En muchos lugares del mundo, pero especialmente en nuestro país, tenemos instituciones protectoras de la familia, la niñez, los incapacitados, los desvalidos por alguna causa que los hace vulnerables, existen fundaciones, organizaciones gubernamentales y privadas con fines específicos de procurar bienestar a diversos sectores, esencialmente cuando se ve el crecimiento de actos de violencia generada por los más fuertes, o más desobligados, diría yo, es decir, que cuando hay una víctima, debiera aparecer un ente que proporcione ayuda inmediata y protección tanto física como legal.
Eso es un mundo utópico, sin embargo, existen Leyes y Tribunales encargados de llevar a cabo los procedimientos apropiados para llevar ante la Justicia a todo aquel que cause un daño a otro mediante la violencia, pero aquí surgen las interrogantes, como ¿Qué entendemos por violencia?, puede ser un género muy amplio y difícil de conceptualizar, pero de forma simple podemos decir que todo acto que cause daño a otro, debe ser considerado como un delito y sancionado en consecuencia.
La violencia se puede distinguir en diversos rubros, campos, principalmente cuando hablamos de la llamada -Violencia Familiar o de Género-, cáncer que ha crecido sin límites ni fronteras, a pesar de que los gobiernos e instituciones han tratado de implementar medidas precautorias, preventivas o sancionatorias, ha sido imposible, en virtud de muchos factores, sociales, económicos y culturales que hacen tan difícil encontrar las medidas pertinentes y eficaces para detener ese crecimiento galopante, que a últimas fechas hemos visto, como es el caso del reciente confinamiento que sufrimos como causa directa de la pandemia ya conocida mundialmente, tiempos en los que las familias se vieron dislocadas por las constantes desavenencias que han llegado al rompimiento de lazos, en gran número con actos de agresión entre los miembros, desafortunadamente existen estadísticas que reflejan que persiste el machismo y con expresión de frustración se maltrata a los más débiles como son los menores y las mujeres.
En el campo social, tenemos estadísticas también de incremento en los actos de agresiones, físicas, sexuales y violencia económica entre muchos otros, que se viven a diario, sin que lleguen a las autoridades encargadas de perseguir y sancionar actos y hechos comisivos de delito, en razón de la naturaleza de ejecución, que causa un desánimo a las víctimas, por el temor a la re victimización o a las represalias por parte de los agresores, que en muchos casos son los mismos integrantes del grupo familiar y que de alguna forma permanece en contacto cercano con los agredidos.
Dentro de tantas leyes vigentes en nuestro País, existen normas especiales encaminadas a proteger a las mujeres en muchos ámbitos, como es el caso de la denominada “Ley de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia”, misma que ha sido reformada innumerables ocasiones, cuyo fin principal es proteger al género femenino de aquellos actos realizados por cualquier persona mediante los cuales se ofende, agrede o segrega, pero principalmente se busca protegerla de la violencia de género que se ha visto en constante crecimiento y frecuencia, sin embargo no ha sido un medio de contención como se esperaba, en virtud de la incapacidad de las instituciones investigadoras como son las fiscalías, así como el Poder Judicial que no se da abasto para procesar a personas por el delito de violencia familiar entre otros, que representan una agresión al género, sin que reciban el castigo merecido.
Algunos Estados de la República han decretado las medidas extremas de -alerta de género-, que no es más que implementar las medidas urgentes de aplicación de recursos económicos e institucionales para combatir el creciente cúmulo de casos de violencia en contra de las mujeres y niñas, esencialmente, por violaciones sexuales, desaparición de personas, homicidios y mal trato, siempre en función de la premisa de protección a las mujeres, una declaración de esa naturaleza implica la obligación a cargo el gobierno en turno, para ejercer el mando y la tutela de los derechos fundamentales y humanos en pro de la comunidad afectada y víctima de dichos delitos.
Esta lucha es de todos y debemos poner un granito de arena para encontrar algún día, la paz y bienestar de las familias, el cese de violencia en contra de las mujeres y sobre todo menores de edad, que son el blanco más fácil y frecuente por parte de los delincuentes, empecemos con la educación y cultura de la prevención y defensa, acudamos todos al principio de protección y ayuda entre nosotros, dejando a un lado la pasividad y menosprecio al semejante.
Maestro Martín Miranda Brito
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