Ya me canse, estoy harto, decepcionado, desconsolado, de ver y conocer tantos hechos de violencia, ante la indiferencia, omisión y encubrimiento por parte de aquellos que debieran ejercer sus funciones y obligaciones, como parte de la estructura del Estado Mexicano.
La creciente ola de homicidios, extorciones, agresiones, despojos, crecimiento de tráfico de drogas que corrompen a menores y amplios sectores de la sociedad, ocasionado todo ello por la delincuencia organizada, que trabaja con libertad y ostentación de poder e impunidad.
Cualquier sociedad a lo largo de la historia de la humanidad, ha encontrado su equilibrio entre lo justamente permitido y aquello que debe ser sancionado por los entes creados por el mismo pueblo para imponer un orden general y común, sin embargo, cuando esto se pierde, no hay equilibrio y predomina la injusticia y el desorden.
Nuestro territorio Mexicano se ha visto invadido por el crimen, en todos sus sectores y niveles, tanto en los sociales, como en los políticos, incluso, actualmente en aquellos que se consideraban intocados y respetados por las ideologías sacras y con prohibición de atentar, para cualquier grupo delincuencial, pero ya se ha sido mancillado de forma contundente y sin respeto a cualquier doctrina religiosa.
Con el homicidio de dos clérigos de una iglesia católica situada en un lejano poblado del estado de Chihuahua, se ha transgredido la doctrina velada de no tocar esas fibras, pero la libertad dada a los delincuentes a quienes solo se les anuncia que los -van a acusar con su mamá-, o que los van a -llenar de abrazos-, llegaron a cometer la barbarie de atacar el interior de un centro dedicado a la oración y adoración de un Dios, cometiendo el pecado capital de privar de la vida a dos sacerdotes y un civil.
No satisfechos con la comisión de tan deleznable crimen, los responsables se llevaron consigo los cadáveres, como trofeo o mensaje de impunidad y desprecio a las fuerzas del orden, -perdón, ¿Cuáles?.
Otra tragedia reciente, es el dramático y bestial linchamiento del joven abogado asesor del congreso del Estado de Puebla, que hace algunos días fue atacado por una turba enardecida por el falso rumor de que se trataba de un secuestrador, que merodeaba una comunidad, viciada de ignorancia y mal influenciada, que después de tundirlo a golpes le prendieron fuego hasta privarlo de la vida, todo por una voz mal intencionada que provocó aquella ira colectiva e irracional.
La pregunta es, ¿qué nos está pasando?, cuando vemos que la misma sociedad ignora las normas legales y líneas de conducta trazadas por la comunidad, que debe estar acostumbrada a respetar las leyes y a las autoridades que debieran aplicarlas, conjuntamente con las instituciones investigadoras y las instancias judiciales, hasta llegar a un estado de derecho.
Lamentablemente estamos viviendo un desorden generalizado, sin embargo, los grupos policiacos están atados de manos, el ejército mexicano está incondicionalmente dedicado a rendir honores a su máximo comandante, haciéndole homenajes y ostentado el respeto a sus mandatos, que solo ha demostrado que los quiere a su lado, pero no para combatir, sino para protegerlo y cuidar los intereses de un sector de poder que cada día se ve más fuerte, alejado de los principios de progreso y búsqueda de la seguridad de los mexicanos.
Con esto, no pretendo que hacer una crítica cotidiana al actual gobierno, solo pretendo resaltar que estamos sumidos en la inseguridad, la violencia creciente, la ausencia de sanciones, inexistencia de una política de gobierno, creciente corrupción a niveles nunca antes vistos, libertad absoluta a los grupos de delincuencia organizada, tal pareciera que existe un pacto para dejarlos hacer lo que a sus intereses conviene, regando el suelo mexicano de cadáveres e impidiendo las actividades mercantiles debido a las extorsiones y secuestros.
Múltiples voces imploran justicia ante la evidente ausencia del Estado, sin gobierno que ejerza sus funciones y aplique la Ley, ante tantos acontecimientos funestos llenos de violencia, que cada día representa y evidencía la colusión entre autoridades y delincuentes, solo basta ver aquellos casos relevantes en los que se ven involucrados personajes de la política, que salen bien librados ante cualquier acusación, por razones a veces inverosímiles.
Los sectores empresariales, artísticos, religiosos y sociedad han expresado en distintos foros y medios, la inconformidad y petición para que el actual gobierno rectifique sus políticas de seguridad pública, sin embargo lo único que se escucha como respuesta, son gritos y expresiones de acusación y descrédito para quien sea que no alabe sus discursos sin sentido ni rumbo.
Mi humilde punto de vista es muy simple, pienso y sueño en un México organizado y respetuoso de las normas legales, en donde cada quien represente su rol y cumpla sus obligaciones, recibiendo el respeto de los derechos que naturalmente corresponden a cada quien, arrojaría como resultado una sociedad limpia y progresista, sin temor a que alguien venga a pretender repartir dos pesos y con eso tener aceptación y seguimiento de aquellos que no quieren trabajar ni producir para vivir en comodidad.
Así no, señores, la sociedad debe ser un estado de felicidad, no zozobra.
Lic. Martín Miranda Brito
Maestro Martín Miranda Brito
twitter: @miranda_abogado
email: mirandabrito@hotmail.com
Da pena ajena tanta impunidad, que verguenza de Gobierno!!
Amigo muy buena nota y lamentablemente es lo que estamos viviendo
Exelentes comentarios Sr Licenciado lo felicito y estoy de acuerdo con usted le mando un abrazo . Gracias saludos