En México trabajan millones de niños y adolescentes, la mayoría de ellos en actividades peligrosas para su edad, no reciben un salario por su trabajo y muchos laboran jornadas de más 36 horas a la semana, como en actividades agrícolas, ganaderas, la minería y la construcción son los sectores con más mano de obra infantil.
Este sector de la población es muy importante para considerar cualquier estrategia de desarrollo económico, este grupo oscila entre los 5 y los 17 años, niños y niñas, cabe mencionar que hay Estados de la República que reflejan aún más estas condiciones debido a la falta de economía y desde luego de educación.
Este fenómeno es un problema, porque suele impedir que los niños y adolescentes alcancen un desarrollo pleno acorde a su edad, en particular -México-, tiene un alto índice de menores en explotación infantil, lo que deja en una amplia desventaja a la población con bajos niveles educativos.
Asimismo, es probable que estos efectos se extiendan a generaciones futuras debido al bajo grado de movilidad social que prevalece en el país, el trabajo infantil suele ser visto como indeseable al disminuir el acervo de capital humano en el mediano y largo plazo, lo que limita los niveles de crecimiento económico futuros.
El trabajo infantil es un fenómeno cuya complejidad se deriva de los elementos económicos, sociales, históricos y culturales, por lo que, su sello es la pobreza, la exclusión, la discriminación y la falta de oportunidades que sufren ciertos sectores de la población en México y en el mundo, en particular, las niñas y niños a quienes se les priva desde su infancia.
Esta situación requiere de un esfuerzo serio e integral tanto del Estado como de la sociedad para garantizar el inicio de un ciclo de vida con protección, educación y oportunidades para el desarrollo pleno de muchos de los niños y niñas en nuestro país ya que de lo contrario la falta de acceso a mecanismos de desarrollo representará en su vida adulta desventajas injustificadas con respecto a otras personas, y la posibilidad de la reproducción intergeneracional de la pobreza.
El trabajo infantil provoca violaciones a una serie de derechos humanos específicos como los previstos en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos así como en la Convención sobre los Derechos del Niño.
La importancia de la falta de recursos económicos en el hogar sobre los niveles de asistencia escolar y la participación en el mercado laboral de la población menor de edad en México, son las circunstancias primordiales para que los infantes trabajen a temprana edad, en muchas ocasiones los hijos primogénitos tienen una menor probabilidad de asistir a la escuela y una mayor propensión a participar en el mercado laboral con respecto al resto de sus hermanos.
La explotación laboral infantil es inaceptable en cualquier circunstancia, y el impacto del Covid-19 ha logrado un incremento considerable, por lo que, debido a ello existe un mayor riesgo de que niñas, niños y adolescentes dejen la escuela para trabajar en situaciones que atenten contra su integridad física y psicológica.
Desafortunadamente el factor –pobreza- es uno de los causas más directas sobre la decisión de que los menores trabajen y se conviertan en una fuente de apoyo económico para en el seno familiar, por lo que el gobierno quien es el facultado para “incentivar” la educación debería implementar estrategias y activar todos los mecanismos posibles de protección necesarios para prevenir y erradicar el trabajo infantil y sus peores formas.
El trabajo infantil tiene graves consecuencias que repercuten en el correcto desarrollo físico y emocional de los niños que lo sufren, como consecuencias físicas lo que ocasionaría enfermedades y dolencias crónicas, desnutrición, sufrir cortes y quemaduras por trabajar con maquinaria y herramientas inadecuadas para su edad o sufrir abuso por parte de los adultos, así como consecuencias psicológicas, y que los pequeños pasan mucho tiempo en un ambiente hostil y violento, lejos de sus familiares, ello debido a las largas horas que dedican al trabajo, por lo que se ven obligados a dejar sus estudios o a combinar ambas actividades.
El futuro de un país se forma en los primeros años de un habitante, como en este caso son los menores de edad, quienes deberían tener a su alcance lo mejor sobre todo educación, pero para ello se necesita un apoyo desde el núcleo familiar.
“TU ME CUIDAS EN LA INFANCIA …… YO RESPONDO POR TI EN EL FUTURO”