“EN LOS ZAPATOS DE UN INMIGRANTE”

Hoy en día, la migración es un fenómeno que pone a prueba la eficacia de las democracias más avanzadas en todo el mundo, lo que a menudo vemos en el caso de “Los Estados Unidos de Norte América”, donde se actúa con atrocidades y barbarie en contra de personas sin importar nacionalidad y color de piel, actuar por parte de las autoridades migratorias que al verlo impera el coraje e impotencia, respecto de personas que lo único que quieren es salir del país que no les permite el crecimiento económico para vivir dignamente; no menos cierto es, que en cualquier parte del mundo incluso en nuestro País se advierten esos actos, la migración se ha convertido en un asunto que genera un fuerte impacto en la opinión pública y en la política; por ejemplo, muchas personas que escapan de conflictos sociales de su lugar de origen y solicitan refugio en otro territorio, como lo vivimos recientemente en la frontera sur de nuestro país, la gran caravana que se dirigía de Centro América hacia los Estados Unidos de Norteamérica, son casos que ponen en tela de juicio los valores éticos y democráticos de distintos gobiernos.

Recientemente este fenómeno ha adquirido una complejidad y crecimiento alarmante, en la actualidad es posible identificar detonantes como la pobreza, la falta de oportunidades de desarrollo y la violencia generalizada en el país de origen, entre otros aspectos que han detonado este éxodo, lo que ocasiona que numerosas personas se vean obligadas a migrar, la gran mayoría sin la documentación legal para acreditar su estancia en otro lugar, circunstancias que los lleva a colocarse en condiciones de vulnerabilidad y por consiguiente a sufrir violaciones a sus derechos, se enfrentan a una serie de políticas y leyes que les resultan ajenas, así como a prácticas culturales y sociales que los colocan es situación de exclusión y fragilidad.

El tema de la migración también se ha transformado en un asunto de interés público, estrategias políticas desplegadas a través de los medios de comunicación, como las deportaciones masivas o los planes de retorno voluntario, ciertamente son apoyadas por las encuestas de opinión, pero criticadas por la sociedad civil. 

Las causas principales de la migración de grandes masas de población son la pobreza, los conflictos sociales, o la violación a sus derechos humanos en sus países natales, dicho movimiento afecta en distintas formas a la mayoría de las naciones, porque unos son los países donde se origina la emigración, otro el de tránsito y el ultimo el de destino, como es el caso de México con los Estados Unidos, País que sirvió de tránsito y que fue afectado en cuestiones de inseguridad ya que algunos de esos migrantes a su paso únicamente se dedicaban a destruir y a cometer actos de vandalismo, claro está que no todos llevaban ese objetivo, sin embargo de manera genérica fueron satanizados. 

Considero que es un derecho de cualquier ser humano poder aspirar a una vida mejor y el hecho no haber nacido en un país avanzado no lo obliga a conformarse a vivir una vida difícil, es válido que las personas acudan a ciudades desarrolladas donde puedan obtener mejores oportunidades económicas, por otro lado los países ricos tratan de protegerse, pues tienen temor de que la inmigración los arruine económicamente y que esta confrontación de valores les complique la existencia, en tal virtud, construir muros, incrementar elementos policíacos, visas condicionas, decretos, acuerdos y endurecimiento de las políticas migratorias, entre otros, de nada sirven si siempre va a existir la falta de humanismo por parte de quienes lo implementan; Ahora bien, tratar de detener el andar del ser humano en busca de mejores condiciones de vida siempre va a existir, mientras haya carencias en su nación de origen, abandonar el país no es un hecho que todos puedan lograr, las personas que lo hacen se enfrentan a dificultades, no sólo económicas, algunas como conseguir empleo, principal problema, ganar más dinero, situación compleja porque muchas veces son rechazados por diversos motivos, pero la mayoría de las razones es por el simple hecho ser extranjero; ganar poco, por ser inmigrante; desde mi punto de vista, es injusto, ya que algunos empresarios aprovechan esa necesidad económica, especialmente de los que trabajan sin el permiso legal; otra desventaja es el idioma, sin embargo en poco tiempo lo tienen que aprender para conservar el empleo; adaptación a las costumbres y la forma de vida pueden ser distintas, debido a que se desconoce la cultura y muchas veces se enfrentan a personas hostiles que los tratan con prejuicios y llegan hasta el abuso físico. 

Claro está que no todas las personas que emigran van a sufrir necesariamente, de hecho, algunos viven experiencias enriquecedoras y positivas, mejoran su calidad de vida, conocen otra forma de vida y disfrutan sintiéndose productivos y sobre todo muy satisfechos con haber logrado sus objetivos y saber que valió la pena dejar atrás familias completas incluso su identidad, pero por desgracia, no todos los que deciden emprender una nueva vida en un otro país tienen la misma suerte, claro está que subsiste el hecho de que grandes grupos recorren miles de kilómetros, en algunos casos, huyendo de penurias extremas o simplemente para evitar la muerte, aunque para lograrlo tengan que jugar con ella, a pesar de que esto se producen todos los días, personas que son como cualquiera de nosotros, que tienen las mismas necesidades y derechos, que huyen de guerras, dictaduras, incluso de religiones mal interpretadas, terrorismo, en definitiva, de quienes solo quieren para ellos y sus familias un mejor futuro.

Como vemos son circunstancias complejas, que un mexicano o personas de cualquier otra nacionalidad vive en carne propia para poder sobrevivir, -en el mejor de los casos-, por ello, considero que en el caso de México, se debe solicitar la intervención de los Estados que integran La Convención de los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias, para que sean respetados sus derechos humanos en los países de origen, tránsito y destino y ponderar el de los niños, así como el acceso a una defensa legal, se celebren acuerdos para regular la deportación programada y se fomente la asistencia internacional.

Por ultimo podríamos hacernos esta interrogante ¿seguiremos siendo clasistas? ¿por qué cuando vienen personas extranjeras a nuestro País, como turistas y con afluencia económica, les abrimos las puertas y les llamamos “amigo”,? mientras tanto, cuando vienen personas refugiadas se les rechaza, criminalizan y se les excluye.

En conclusión, si este panorama continua, lejos de ser una crisis humanitaria, estaríamos ante una crisis de humanidad.

Licenciada Noraima Araceli Sánchez Santos

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