“Mi esposa comenzó a tener actitudes agresivas hacia mi persona; un día 14 de enero, cuando regresaba de trabajar tuvimos una discusión, respecto de la situación económica, los hijos y por qué no?, mis padres, insultos que se convirtieron a agresiones físicas, siendo puñetazos en mi cara y estómago; sí, es real!, pero los únicos pensamientos que pasaban por mi mente eran: ni se te ocurra tocarla o insultarla, terminaré en la cárcel por intento de feminicidio, perderé a mis hijos y nadie me creerá, decidí ignorarla y su ira fue mayúscula y empeoró la situación, continuó con los golpes hasta que decidí tomarla de las manos hacerla a un lado, me salí del domicilio para acudir al hospital en donde me realizaron estudios en los que se determinaron las lesiones…..”
Hoy en día, la mayoría de los maltratos dentro del ámbito familiar es ocasionado por parte de los hombres hacia las mujeres, empero, la violencia contra el hombre es una realidad y más común de lo que podemos imaginar, resulta extraño pensar que una mujer pueda maltratar a una persona del género masculino, puesto que el género femenino posee menor fuerza, pero, este tipo de abusos lo sufren muchos hombres sin distinción de edad, profesión incluso orientación sexual, la violencia contra el género masculino muy poco se cita en los medios de comunicación; si bien es cierto, no es muy habitual enterarse respecto de la violencia ejercida en contra de los hombres en una relación de pareja, dicha circunstancia se ha marcado como un estereotipo caracterizado por la fuerza física y por la insensibilidad, caso contrario al creado para la mujer.
Sin embargo, este tema es mucho más frecuente de lo que pensamos, cabe destacar que la violencia en una relación de pareja se entiende por cualquier agresión física, psicológica, mental, verbal, celos, abuso económico, aislamiento familiar, amenazas de denuncias y en algunos casos el divorcio puede ser un tipo de violencia psicológica, sobre todo cuando se chantajea para mantener los vínculos afectivos con los hijos; mientras tanto, hoy en día una mujer se ve beneficiada por la protección que le brinda la norma y el estado, debido a la situación del feminicidio que lamentablemente nos aqueja hoy en día, los referidos maltratos comienzan con cualquier comentario incómodo, después con un jaloneo que al principio puede parecer un juego entre ambos, pero conforme pasa el tiempo la situación puede llegar a ser más grave; entre otras circunstancias, es importante precisar que existen muchos factores por los que no se denuncian los hechos, entre ellos podríamos mencionar algunos; sentirse avergonzado, sin soslayar la masculinidad, incredibilidad por parte de las autoridades quienes en algunos casos llegan a ridiculizar, negar el problema, muy común en los dos géneros, independientemente de la parte que sea maltratada, siendo la idealización un factor imperante para que esto suceda.
Siempre se asume que el género masculino es el agresor y la víctima la mujer, no siempre es así, en virtud de que la violencia no es un juego si no una situación preocupante ya que en muchas ocasiones culminan en homicidios y el argumento social para juzgar es, ‘se lo merece, la maltrataba’; si bien es cierto, en muchas ocasiones lamentablemente es así, pero ellos también son maltratados y lejos de denunciar la actitud es silenciar tal agresión.
Cuando nos referimos a la violencia familiar, en automático nos viene a la mente la imagen de un hombre maltratando a una mujer, es normal, debido a que este tipo de violencia es la que más visibilidad tiene en la actualidad y muy frecuente, es cierto que la cifra de mujeres que son maltratadas sin duda es superior a la de los hombres, pero, a pesar de esto no podemos olvidarnos de ellos; aunque los casos de algunos hombres maltratados por su pareja no son tan frecuentes, esto no significa que no existan.
La sociedad propicia este silencio ya que no es consciente del maltrato que sufren algunos hombres por parte de su pareja, él tiene miedo a ser ridiculizado, aislado y estigmatizado debido a que no se ajusta a la imagen masculina estereotipada que ha creado la sociedad, pero es necesario romper ese silencio y pedir ayuda al experto para concientizar dichos actos.
Como podemos advertir, la violencia de género es muy diferente a la violencia familiar dirigida al hombre, porque, las mujeres gozan de protección jurídica en ese aspecto, una amenaza hacia una mujer puede ser considerada un delito, mientras que si la víctima es un hombre se considera una falta leve, circunstancias que se deberían ponderar por igual, finalmente ambos géneros son seres humanos quienes tienen derecho a la vida e integridad, derechos fundamentales protegidos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Por ello, nunca es tarde para recapitular y ponderar sus derechos y así en la medida de lo posible crear normas que los protejan equitativamente, ya que hoy en día la igualdad de género es lo prioritario como premisa de convivencia.
Licenciada Noraima Araceli Sánchez Santos
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